El vuelo a vela o el vuelo sin motor es una de las maneras más puras de volar es sin duda el vuelo a vela en donde piloto y avión utilizan exclusivamente las fuerzas de la naturaleza para mantener el vuelo.
La belleza del vuelo a vela fascina y apasiona, pues quien practica este deporte disfruta del poder de moverse libremente como un pájaro en el espacio, por encima de la tierra, aprovechando fuerzas atmosféricas naturales que le permiten flotar en el aire. La técnica y los conocimientos logrados hacen posible realizar lo que durante miles de años fue tan sólo un mero sueño irrealizable.
Aquel tiempo de los osados y valientes pioneros, cuyos ensayos y experiencias fueron a menudo mortales, está hoy en día totalmente superado ya que, gracias a sus sacrificios, se han conseguido las bases actuales de nuestra seguridad en vuelo.
Desde entonces, no sólo el planeador ha sido dotado de instrumentos precisos en los que se puede confiar sin reserva, sino que además los conocimientos adquiridos han logrado que ya no quede ninguna pregunta básica sin respuesta.
El vuelo a vela tiene sus orígenes en la Alemania de principios del siglo XX, cuando a raíz del Tratado de Versalles y con la consiguiente limitación armamentística, se les prohibió a los alemanes el uso de aviones con motor.
Hoy en día siguen siendo una potencia en este aspecto, tanto en diseño y construcción de planeadores. Cuando llegan a España suelen alucinar con las condiciones privilegiadas de nuestra "Piel de Toro". A pesar de esto, la práctica de este deporte es minoritaria en nuestro país. Será por una cuestión de desconocimiento más que por cualquier otra, ya que estamos hablando de uno de los deportes aéreos más bellos, seguros y económicos.
Es un deporte relajante que nos devuelve a las personas que ya no nos podemos mover con facilidad la sensación de libertad total, nos hace sentirnos felices, cuando tenemos una preocupación o un problema lo podemos dejar "literalmente" abajo y una vez terminado el vuelo, esa preocupación ya no nos parece tan grave o insuperable. En el aire ya no nos encontramos con barreras arquitectónicas, somos iguales que cualquier compañero.
Es un deporte ecológico, no producimos ruidos ni consumimos energía, aprovechamos las condiciones naturales igual que los pájaros que se buscan las térmicas (bolsas de aire caliente) para ir subiendo y planeando con ellas.
Los que hemos conocido esa sensación tan maravillosa que significa estar más cerca del cielo, con el mundo por debajo de nosotros como si pudiéramos dominarlo, no podemos volver a dejar de sentir esa felicidad que le invade a uno "allí arriba" donde no importa si puedes andar o no.
No se trata de un capricho. Se trata de una motivación más para vivir. Toda persona que experimenta el vuelo sin motor descubre la belleza y la tremenda sensación de libertad que encierra, que se multiplica en la persona discapacitada que ha de permanecer en una silla de ruedas. Todos dicen que volando alcanzan una maravillosa sensación de movilidad, de libertad y de bienestar psicológico. La colaboración con el Hospital de Parapléjicos de Toledo lo confirma.
El vuelo sin motor
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